Profesional a carta cabal y asesora fundadora del Festival de Cine de Lima PUCP, Ana María es reconocida por sus 22 años al servicio del público. En esta entrevista conoceremos un poco más acerca de la vida y milagros de una entregada al cine latinoamericano.
¿Cómo fueron sus primeros años aquí en el Perú?
Veníamos de un país culto, educado e instruido con un magisterio muy comprometido. Cuando vine a Perú, mis tres primeros años de estudio de primaria fueron en un colegio fiscal en el año 50. Tuve la suerte de tener una maestra de Celendín, Zoyla Sánchez de Mejía, de la que que nunca me he podido olvidar porque era una maestra completa: ella descubrió mi vena artística. En mi casa nunca faltaban libros y siempre leía El Comercio. Siempre de atrás para adelante porque la última página era de deportes y ya cuando tenía 7 años era aliancista.
¿Cómo llega a estudiar Derecho y educación secundaria?
Mi padre nos dijo a mí y a mi hermano que la única herencia que nos podía dejar era la educación. Nos formamos pensando que algún día íbamos a estudiar algo, entonces yo acabo la secundaria inclinada a las Humanidades. Quería estudiar Historia, pero desde muy chica he sido muy protestadora. Siempre he sido contestadora, con un poquito de sensibilidad social, heredada de mis padres. Mi papá siempre me decía: “Cuanto más ignorante es un pueblo, más se le explota”. No era un hombre de izquierda pero con una emoción social muy grande. Era un hombre de una honradez a toda prueba, siempre me decía que no hay peor desgracia para el ser humano que vivir en la ignorancia.
Eso la inspiró a seguir una carrera de leyes…
Yo tenía la idea de la justicia muy metida en la cabeza desde siempre, terminé la secundaria y le dije a mi papá que quería estudiar Derecho. Me dijo: “Nena, el mundo está girando hacia la izquierda, si llega a triunfar el comunismo los abogados van a estar de adorno. En cambio, los maestros toda la vida se van a necesitar”. Por darle gusto seguí educación secundaria en la especialidad de Historia y Geografía y también entré a Derecho.
¿Cómo fueron sus primeros años de trabajo?
A mí me apasionaba, tuve la suerte de poder hacer mis prácticas en el estudio de José León Barandiarán, para mí uno de los mejores juristas el siglo XX peruano, y luego comencé a trabajar en la administración pública. Estuve en diferentes Ministerios para luego llegar al Sistema Nacional de Comunicación Social, donde me toco la parte de la Dirección de promoción de cine nacional. Ahí supe de la existencia de la Ley 19327. Trabajé 4 años, me jubilé y el presidente de la Asociación Nacional de Exhibidores me contrató. Estuve 5 años y de ahí tuve la suerte de llegar a este paraíso terrenal que es el CCPUCP.
¿Cómo recuerda al primer Encuentro de Cine de Lima Latinoamericano?
Nos sentimos los dueños del mundo porque no nos falló nada. Fue increíble que creyeran en nosotros. Fue un formato muy pequeño, todo caminaba como un relojito y tuvimos la aceptación del público. Y en eso tengo que hacer incidencia, tenemos un público fiel que nos hemos ganado a pulso pero que sin ellos no existiríamos. Lo principal que tenemos que agradecer es esa fidelidad que han tenido con nosotros y agradecerles que nos sigan prefiriendo como Festival y las demás funciones del año del CCPUCP.
¿Qué sentimientos le provoca que el Festival llegue a sus 22 años?
Me parece que fue ayer que inauguramos el Centro Cultural. Si los nuevos que entran a trabajar siguen con ese espíritu que anima al CCPUCP, en el sentido de disfrutar lo que se hace y respetar al público, yo creo que algún día cumplirá su centenario aniversario como lo acaba de hacer la universidad.
Este año debe ser aún más especial, pues se le reconoce su trayectoria…
Creo y digo sinceramente que me siento muy agradecida, pero no creo merecerme este homenaje. Este homenaje ha debido ser para el CCPUCP por todos lo que hemos trabajado: porque somos y ojalá que sigamos siendo una piña. Nos felicitamos de la feliz idea que tuvo la PUCP de crear este Centro Cultural que era una deuda que tenía con el público extra muras del campus universitario. Porque solos no lo hubiésemos podido hacer. La idea, el entusiasmo, el trabajo y todo lo demás, pero hemos tenido una respuesta positiva tanto de las personas que tienen los derechos de las películas como del público que cada vez más va en aumento. Un público fiel y cariñoso: sin ellos no existiríamos.
¿Qué opinión tiene sobre las alternativas clandestinas de consumir cine?
Yo no puedo aceptar la piratería. No porque yo favorezca a los distribuidores, la producción, la exhibición y la distribución son una actividad netamente comercial. El que invierte en una producción no lo hace por el amor al arte. Eso es mentira. Lo hace porque quiere ganar plata. Cuando traemos películas al Festival tenemos que pagar unos derechos de exhibición, no nos las prestan ni las regalan. Lo que no puedo entender es que exista y se apoye el robo, el no defender los derechos de autor protegidos por leyes especiales aprobadas en Naciones Unidas.
Más aún cuando usted es abogada…
Los abogados estamos para defender la ley y no podemos permitir un hecho que es ilegal: robar la propiedad intelectual. Eso yo digo. Para eso existen medios donde te venden DVDs o Blue Rays oficiales que cuestan más, pero si quieres ver cine, págalo. No seamos fariseos. Si de verdad quieres al cine, invierte, arriésgate con una película latinoamericana que no puede competir con el arrastre de espectadores del cine comercial americano. El FCL ha servido para que algunos distribuidores extranjeros y nacionales arriesguen un poquito para comprar una película latinoamericana o europea.
Esa libertad garantizada por la Ley del Cine se ha visto amenazada por el proyecto fujimorista de censurar aquellas películas que incurran en lo que ellos consideren “apología al terrorismo”…
Vamos a tener una censura que nos teníamos desde los ochenta. Lástima que ahora en el Perú tenemos aún un alto porcentaje de personas que no se han enterado que tenemos derechos como seres humanos. A defender nuestra libertad de pensamiento, a enterarnos de lo que pasa acá como lo que pasa afuera. Soy amante de la democracia, no de la democracia falsa e hipócrita que tenemos ahora. Yo no creo que salga. Si prospera, lástima. Si es una propuesta del partido mayoritario habrá que discutirlo y habrá que defenderlo.